lunes, 21 de junio de 2010

el amor es gris

Yo aprendí a tocar guitarra con una guitarra rota. Tenía 16 años y la guitarra llevaba 10 años colgada en la pared sin que nadie le hiciera caso. Era un jodido adorno. Me la había comprado mi padre a los 6 años para que aprendiese a tocarla durante mis vacaciones. Tomé unas clases en la que me enseñaron a tocar una canción que se llamaba "El amor es triste" o "El amor es gris" o alguna basofia parecida. No se le puede enseñar canciones así a un niño y esperar que se convierta en una estrella del rockanroll. Por culpa de canciones como esa es que las guitarras terminan de adorno en la pared. La mía llevaba años allí hasta que un día, mientras yo perseguía a nunchacazos a un amigo del colegio, le atizé un buen golpe, cayó al piso y se hizo mierda. No me dio mucha pena. Me refiero a que como no la tocaba hubiese sido lo mismo que si hubiese reventado la licuadora o una ventana.

La huevada es que un mes después del accidente vi a J tocar guitarra. J era un chico de mi promoción que nunca terminó la universidad y que ahora vende carros en EEUU pero que en el colegio era un tipo cojonudo con un montón de niñas arrastrando la cobija por él. Yo miré a J, miré la guitarra y vi las niñas que le rodeaban. Volví a casa y pegué mi guitarra con gutapercha y moldimix. Me puse a mirar MTV todo el día y le pedí a J que me enseñase algunos acordes. Me destrocé los dedos. Intentar sacar canciones de los Stone Temple Pilots con esa guitarra era como intentar pintar Guernica con un pedazo de ladrillo. Pero lo hice. Después de un par de años podía tocar varias canciones que no eran "El amor es gris" o "El amor es triste" ni ninguna basofia parecida. También aprendí que a las niñas lo que las atrae no son las guitarras sino esa extraña confianza en ti mismo que te da saber tocar una, que al final es la misma confianza que consigues anotando un gol o preparando un buen lomo saltado.

Y bueno, esa es la historia de como aprendí a tocar guitarra. He tenido otras cuantas desde entonces. Tres para ser exacto. No las he vuelto a colgar en la pared ni las he usado para conseguir chicas. La última que compré es una Fender Stratocaster de color guinda. Mi novia se tomó una foto sosteniéndola y haciendo poses de estrella del rock. Ella también sabe tocar un poco la guitarra pero no lo suficiente como para ser una estrella de rock. Es triste porque tiene todas las fachas para serlo: es guapa, flaca, con el cabello desordenado y suele andar loca y furiosa. Lo malo es que seguro algún animal también le enseñó aquello de "El amor es gris" o "El amor es triste" o alguna de esas basofias, y entonces la salvaje dejó la música ...y empezó a escribir poesía.